Calefacción

La palabra Calefacción, proviene del latín: calefactio -onis) es una forma de climatización que consiste en satisfacer el equilibrio térmico cuando existe una excesiva pérdida corporal de calor, disipada hacia el ambiente, mediante un aporte térmico que permite una temperatura ambiente confortable. Éstos sistemas son destinados a climatizar, principalmente en invierno, los ambientes interiores de los edificios, casas, locales comerciales, etc.

Misión

El cuerpo humano consume energía en forma de alimentos, energía que emplea para los diversos procesos vitales (crecimiento, movimiento, renovación celular…) y queda un residuo, en forma de calor, que también emplea para mantener el cuerpo a la temperatura adecuada para que se realicen los procesos antes dichos. Lógicamente, el calor se disipa en el ambiente, porque el aislamiento del cuerpo no puede ser perfecto. Cuando las pérdidas son superiores a la producción de calor, se siente frío, que puede llegar a producir la muerte en casos extremos. Puede aumentarse el aislamiento térmico con la indumentaria (ver Índice de indumento), puede aumentarse la producción de calor mediante el ejercicio físico (a mayor consumo de energía, mayor cantidad de calor sobrante, ver Índice metabólico).

Cuando, por la actividad realizada, no se puede hacer ejercicio físico (o ha de ser escaso) y no se puede aumentar el abrigo de la indumentaria, por ser molesto para la actividad, se recurre a la calefacción.

Calefacción actual

Cuando la industria fue capaz de proporcionar tuberías a un precio razonable, la calefacción se convirtió en lo que hoy conocemos por tal: una caldera, situada en un recinto donde no molesta, en las mismas condiciones que en el hipocausto, y unos emisores de calor (radiadores), unidos por tuberías a la caldera (calefacción por agua caliente).

Actualmente, cuando el clima local es caluroso en verano, la calefacción también puede ser por aire, en lugar de por agua fría: en este caso estaríamos hablando de climatización en lugar de calefacción.